lunes, 20 de noviembre de 2017

La salud del género breve




Hace unos años, discutí con un conocido a raíz del incipiente éxito del género de los microcuentos y la narrativa hiperbreve, que estaba comenzando a emerger y ponerse de moda en el mundo hispano.

Hará más de una década de todo ésto.
El género no era tan popular como lo es hoy y el tipo me negaba en un correo electrónico que se pudiera escribir algo valioso en un corto texto de unas pocas palabras.
En respuesta le envié éste magnífico cuento de un especialista del género, el húngaro István Orkeny.

  -Arroz. ¡Te traigo una carta!
   Me llama Arroz. Nosotros no tenemos nombre, ¿para qué? Sólo a dos tipos de queso, a dos tipos de pasta de dientes o a dos novelas hay que darles nombre para poder distinguirlos. Pero, ¿a dos granos de arroz? Abrí la carta, le eché un vistazo y se la devolví.
   Yo sólo soy un grano de arroz, pero no me gusta que me confundan con otros.
El tipo protestó al recibirlo y dijo que éste cuento carecía de valor.
Resulta que el cuento es un clásico de la narrativa breve de todos los tiempos, es una reflexión irónica sobre la identidad y el gregarismo del ser humano.
Y además es bastante bueno.
Enseguida me di cuenta del mecanismo de defensa de mi interlocutor.
Por mi experiencia, siempre denostan y atacan al género aquellos que no son capaces de escribirlo bien.

Es la estrategia de la zorra con las uvas en la fábula de Esopo. Como no puedo cogerlas, pues digo que están verdes.
Como no soy capaz de escribir buenos microrrelatos, digo que son una mierda o que el género es menor y no vale para nada.
No fué el primero en realizar una parecida estrategia de ataque defensivo distractor.
Hace algún tiempo el escritor Andrés Ibáñez también hizo polémicos comentarios sobre el género, comentarios en los que se le veía el plumero, algo que no le honra y no es digno de alguien como él.

https://narrativabreve.com/2010/03/el-genero-del-microrrelato-visto-por-andres-ibanez.html



Ibáñez, que a veces va de profundo porque eso da como empaque, es un buen escritor, solo que quizá no es bueno escribiendo microcuentos y ficción breve, eso se apreciaba al primer vistazo leyendo entre líneas su texto.

Porque la narrativa hiperbreve de calidad es difícil de crear y no es para cualquiera, aunque mucha gente se atreve a escribirla con desigual resultado.

Muchos grandes novelistas y autores de ficción más larga fracasan estrepitosamente en el empeño de lo breve y muestran sus carencias




El género exige condensación, una trama reducida al mínimo y excelencia en pocas palabras, concentrada para generar un efecto concreto en el lector.
Y no, mucho de lo que aparece en la red publicado como microcuento no lo es... en otro post hablaré de ello y lo explicaré.
Los microcuentos tienen una características muy determinadas que a menudo se confunden con otra cosa.
Lo cierto es que, detractores aparte, el género del microrrelato goza hoy de muy buena salud.
Por ese motivo, larga vida al microcuento.
Y a los que lo atacan les recomiendo que se dediquen a coger las uvas que su corta estatura les permita alcanzar.
Porque no es género para cualquiera.