Hace
unos años, discutí con un conocido a raíz del incipiente éxito
del género de los microcuentos y la narrativa hiperbreve, que estaba
comenzando a emerger y ponerse de moda en el mundo hispano.
Hará
más de una década de todo ésto.
El
género no era tan popular como lo es hoy y el tipo me negaba en un
correo electrónico que se pudiera escribir algo valioso en un corto
texto de unas pocas palabras.
En
respuesta le envié éste magnífico cuento de un especialista del
género, el húngaro István Orkeny.
-Arroz. ¡Te traigo una carta!
Me llama Arroz. Nosotros no tenemos
nombre, ¿para qué? Sólo a dos tipos de queso, a dos tipos de pasta
de dientes o a dos novelas hay que darles nombre para poder
distinguirlos. Pero, ¿a dos granos de arroz? Abrí la carta, le eché
un vistazo y se la devolví.
Yo sólo soy un grano de arroz, pero no
me gusta que me confundan con otros.
El
tipo protestó al recibirlo y dijo que éste cuento carecía de
valor.
Resulta
que el cuento es un clásico de la narrativa breve de todos los
tiempos, es una reflexión irónica sobre la identidad y el
gregarismo del ser humano.
Y
además es bastante bueno.
Enseguida
me di cuenta del mecanismo de defensa de mi interlocutor.
Por
mi experiencia, siempre denostan y atacan al género aquellos que no
son capaces de escribirlo bien.
Es
la estrategia de la zorra con las uvas en la fábula de Esopo. Como
no puedo cogerlas, pues digo que están verdes.
Como
no soy capaz de escribir buenos microrrelatos, digo que son una
mierda o que el género es menor y no vale para nada.
No
fué el primero en realizar una parecida estrategia de ataque
defensivo distractor.
Hace
algún tiempo el escritor Andrés Ibáñez también hizo polémicos
comentarios sobre el género, comentarios en los que se le veía el
plumero, algo que no le honra y no es digno de alguien como él.
https://narrativabreve.com/2010/03/el-genero-del-microrrelato-visto-por-andres-ibanez.html
Ibáñez,
que a veces va de profundo porque eso da como empaque, es un buen
escritor, solo que quizá no es bueno escribiendo microcuentos y
ficción breve, eso se apreciaba al primer vistazo leyendo entre
líneas su texto.
Porque
la narrativa hiperbreve de calidad es difícil de crear y no es para
cualquiera, aunque mucha gente se atreve a escribirla con desigual
resultado.
Muchos grandes novelistas y autores de ficción más larga fracasan estrepitosamente en el empeño de lo breve y muestran sus carencias
El
género exige condensación, una trama reducida al mínimo y
excelencia en pocas palabras, concentrada para generar un efecto
concreto en el lector.
Y
no, mucho de lo que aparece en la red publicado como microcuento no
lo es... en otro post hablaré de ello y lo explicaré.
Los
microcuentos tienen una características muy determinadas que a
menudo se confunden con otra cosa.
Lo
cierto es que, detractores aparte, el género del microrrelato goza
hoy de muy buena salud.
Por
ese motivo, larga vida al microcuento.
Y
a los que lo atacan les recomiendo que se dediquen a coger las uvas
que su corta estatura les permita alcanzar.
Porque
no es género para cualquiera.